¿Los clubes tributan poco?
En los últimos días, desde el gobierno nacional volvieron a poner en discusión los supuestos beneficios impositivos que reciben los clubes de fútbol. El propio Ministro Federico Sturzenegger difundió en redes sociales cifras parciales sobre la recaudación del Estado por la venta de jugadores, alimentando una idea: que los clubes no tributan lo suficiente.
Pero la realidad es más compleja y, sobre todo, muy distinta. En lugar de pensar en una mayor carga fiscal, la discusión debería ir en sentido contrario: los clubes de fútbol necesitan un marco de alivio impositivo que reconozca su rol social y su aporte económico concreto al país.
Dólares frescos y genuinos
Según datos oficiales de FIFA —citados por el propio Sturzenegger—, en 2024 los clubes argentinos generaron más de 320 millones de dólares en transferencias internacionales de jugadores. Una suma clave para un país urgido de divisas.
Por estas operaciones, el Estado aplica retenciones de entre 7,5% y 8%. Es decir, recaudó cerca de 26 millones de dólares (unos 24 mil millones de pesos al tipo de cambio promedio de 2024), sin contar otros tributos posibles como el 35% por anticipo de ganancias en operaciones con paraísos fiscales o por jugadores formados afuera.
Estos ingresos no fueron puntuales y excepcionales: el fútbol argentino genera dólares todos los años gracias al trabajo de formación que realizan los clubes, casi siempre con fondos propios y sin asistencia estatal.
¿Y los demás impuestos? También los pagan
Más allá de las transferencias de futbolistas, los clubes tributan en múltiples rubros, principalmente a través del IVA. Un ejemplo concreto: River Plate declaró ingresos por sponsoreo cercanos a los 23 millones de dólares anuales. Solo en IVA, eso representa unos 5 millones de dólares de recaudación. Boca Juniors aporta una cifra similar.
A esto hay que sumarle los ingresos por venta de entradas, merchandising, derechos de TV y streaming, alquiler de espacios y concesiones. Y no solo eso, los clubes también tributan Ingresos Brutos según las regulaciones fiscales de las jurisdicciones en las que se encuentren. Cada club grande aporta entre 10 y 20 millones de dólares al año sólo en impuestos indirectos.
Sumados todos los clubes de Primera División, los montos superan ampliamente los valores que el ministro señala como “privilegios”.
El fútbol en la economía argentina, más allá del aporte de divisas
Además del importantísimo ingreso de divisas que representa el fútbol argentino para el país (único dato provisto por el Ministro Sturzenegger para sustentar un aumento considerable en la alícuota); el fútbol, en su conjunto, es un sector muy importante en el desarrollo económico local.
Si bien no hay datos oficiales sobre cuentas satélite del deporte completas (no contamos con datos precisos como si los tienen otros países), ni tampoco encuestas representativas; hay estudios académicos (*1) que aseguran que, más allá de la venta de futbolistas, el fútbol mueve alrededor de 1.300 millones de dólares al año. Pero, además los clubes de fútbol generan mucho más allá de sus propios ingresos y gastos; mueven muchos otros sectores económicos, como los programas de radio y televisión deportivos, la edición de diarios y revistas, la venta de indumentaria, la publicidad, la construcción y refacción de espacios, los bares y restaurantes en días de partido, espectáculos, hotelería y el turismo, entre otros. En este sentido, se estima que, por cada peso generado por los clubes, hay 3,7 pesos que giran en torno a los sectores complementarios, lo cual llevaría a un movimiento de más de 6.000 millones de dólares al año (*2).
Es decir, casi el 80% del dinero que mueve el fútbol no pasa por los clubes sino por sectores asociados, lo cual da la pauta de la importancia que tienen los clubes argentinos en el entramado socioeconómico de Argentina y el impulso que genera en las economías regionales.

En términos de Valor Agregado Bruto (VAB), el fútbol y la actividad económica de los clubes representa alrededor del 0,22% del VAB argentino; y si se suman los sectores económicos asociados, ese porcentaje sube al 1,11%.
Por sí solo, el fútbol se encuentra a la altura de otros sectores como la pesca (entre 0,2% y 0,4% según el año), la producción de tabaco (0,2%) o la industria maderera (0,2%). Con los sectores económicos asociados, supera ampliamente a sectores como el vitivinícola o servicios de seguro que aportan el 0,6% y 0,7% respectivamente (*3).

Los clubes y el empleo
Por otro lado, además de ser un motor económico a nivel nacional, los clubes de fútbol son grandes generadores de puestos de trabajo. Se estima que, entre jugadores, cuerpos técnicos, áreas administrativas, personal operativo, personal de servicio y de mantenimiento, áreas de gestión y equipo de formadores, entre otros, generan entre 35.000 y 40.000 puestos de trabajo directos (*4).
Pero el sector, además de generar oportunidades laborales directas, también contribuye a la generación de empleos indirectos en sectores relacionados e inducidos. En este sentido, según estimaciones de Táctica (*5), el empleo que generan los clubes de fútbol en argentina considerando sectores relacionados se ubicaría en torno a los 90.000 a 100.000, lo cual implica que por cada empleo generado por los clubes de fútbol repercute en la generación de otros 1,9 empleos adicionales en sectores vinculados (comercio, servicios, turismo, medios, etc).
Los empleos generados por los clubes representan el 0,18% del empleo total en Argentina y si se suman los indirectos e inducidos, ese porcentaje se eleva al 0,47%
Si lo comparamos con el empleo que generan las empresas argentinas, vemos que los clubes de fútbol generan el 0,51% del empleo registrado que generan todas las empresas en su conjunto, siendo comparable con lo que genera toda la industria del papel (32.912) o la industria de metales comunes (37.550) y muy por encima de otras como la Pesca (13.303), la extracción de minerales (10.675) o el tabaco (4.783) (*6).
Por último, en términos cualitativos, en este punto es muy importante remarcar que gran parte del empleo generado por los clubes de fútbol, hoy en día funciona como complemento de ingresos a las actividades laborales principales de muchas trabajadoras y trabajadores del país que no alcanzan a cubrir sus consumos. Los clubes ofrecen también ese salvavidas a quienes el Estado no puede, o no quiere, ayudar.

¿Qué reciben los clubes a cambio? ¿Existe actualmente una política de desarrollo deportivo?
Viendo que el fútbol genera el 0,22% del VAB argentino y que, con sus sectores asociados, ese número se eleva al 1,11%, uno podría suponer que el Estado lleva adelante las acciones necesarias para proteger a este sector, como lo hace con otros, al construir rutas (no particularmente este gobierno nacional) para mejorar accesos a las producciones regionales; otorgar alivios fiscales como es la reciente baja de retenciones al campo, o el nuevo Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento que favorece fundamentalmente a grandes actores como Mercado Libre y Globant, quienes concentran casi la mitad de los beneficios fiscales del régimen o la exención del pago de ganancias por adicionales a la Pesca. Sin embargo, la última medida impulsada por el Ministro Sturzenegger se encuentra muy lejos de esto. El aumento en la alícuota de retención implica un golpe fuertísimo a la economía de los clubes que terminan siendo quienes deben pagar los platos rotos por los recursos que el Estado deja de percibir tras la quita del Impuesto País, las modificaciones en bienes personales o la baja de retenciones al campo, por ejemplo.
Ahora bien, veamos cuánto invierte el Estado Nacional en deporte:
Si tomamos el último presupuesto de gastos de la gestión de Javier Milei para 2025, podemos ver que lo destinado al desarrollo del Deporte, apenas alcanza el 0,054% del presupuesto total de gastos; pero si vemos más en detalle la situación, el escenario empeora. En lo que va del año, el gobierno realizó aumento a partidas presupuestarias a discreción y ninguno de esos aumentos fue destinado a deporte, lo cual lleva el presupuesto de deportes a representar el 0,043% del total de gastos del Estado. Sí, apenas el 0,043% del presupuesto total va destinado a la promoción de la práctica deportiva en todo el país (ya ni siquiera hablamos de clubes de fútbol), mientras que los países de la Unión Europea destinan al menos el 0,8% de sus presupuestos. Es decir, para que Argentina invierta en deporte lo mismo que sus pares europeos, debería multiplicar su presupuesto en 18 veces.
Si comparamos lo que aportan los clubes de fútbol al desarrollo económico del país y lo que el Estado invierte en deporte, vemos que:
Mientras los clubes de fútbol (sólo los clubes de fútbol) aportan por sí mismos el 0,21% del Valor Agregado nacional; el Estado Nacional invierte apenas el 0,04% de su presupuesto de gastos en todo el deporte del país (con suerte).
No todo es dinero, lo que no se puede medir: contención, inclusión y oportunidades
Los clubes de fútbol argentino no solo son un sector que genera dólares, empleo y dinamiza la economía Argentina. Son también -y fundamentalmente– una red de contención social de inconmensurable valor. Miles de chicos y chicas participan todos los días en escuelitas y categorías formativas. Muchos de ellos en contextos de vulnerabilidad, donde el club es el único espacio de contención, hábitos saludables y formación en valores. Los clubes llegan y permanecen allí donde el Estado se va o no llega.
La estructura de divisiones inferiores que sostienen los clubes previene la deserción escolar, el consumo problemático y la exclusión social, cumpliendo una tarea que el Estado no siempre logra cubrir. Y lo hace con recursos escasos, muchas veces a pulmón.
Lo mismo sucede con adolescentes que encuentran en el club un lugar de socialización y recreación; y con los adultos mayores que en muchos casos encuentran en su club de barrio el único espacio de acceso a la actividad social, deportiva y recreativa.
Según los últimos datos disponibles (*7), en Argentina hay una población de 9 millones de niños, niñas y adolescentes menores de entre 6 y 17 años, lo que representa un 19% de la población total. En esta línea, según la última Encuesta Nacional sobre Actividad Física y Deporte (*8), entre quienes realizan actividad física el 48,9% de este grupo etario asiste a los clubes de barrio como primera opción. Esto implica 4,4 millones de chicos y chicas de todo el país distribuidos en los 11.870 clubes (de todo tipo) de Argentina (*9), un promedio de, al menos, 370 chicos, chicas y adolescentes por cada club.
Además, si tomamos en cuenta que cada club de barrio alberga, en promedio, a 484 participantes activos (*10), podemos decir que además de los NNyA, los clubes albergan a otros grupos etarios, siendo uno de los principales actores a la hora de la conformación identitaria nacional por su casi inigualable transversalidad social.
Entonces, ¿por qué no se reinvierte y redistribuye lo que ya tributan los clubes de fútbol?
Si los clubes grandes ya generan una recaudación millonaria, ¿por qué ese dinero no se reinvierte en el sistema deportivo? ¿Por qué no se utiliza para fortalecer a los clubes de barrio, que no recibieron ni un peso en lo que va del año?
A pesar de que “existe” un programa específico para ayudar a los clubes de barrio y pueblo del país, tenemos que decir “existe”, porque en lo que va del año, aún no se realizó ninguna transferencia a ningún club de barrio y la ejecución presupuestaria de dicha partida actualmente es del 0%.
La eliminación del Impuesto País redujo ingresos que se destinaban a los jubilados. Pero buscar reemplazar esa pérdida cargando sobre los clubes es un error: no son responsables del déficit ni del ajuste. Al contrario, son una parte de la solución.
Conclusión: reconocer para potenciar
El fútbol argentino no necesita subsidios. Necesita reglas claras y un esquema impositivo inteligente, que incentive la formación de talento, la inversión en infraestructura y la generación de divisas.
En vez de castigarlos con más impuestos, el Estado debería ver en los clubes a socios estratégicos. Porque no hay muchas industrias que al mismo tiempo generen empleo, ingresos genuinos y fortalezcan el tejido social. Y el fútbol lo hace cada día, en cada barrio del país.
Notas a pie de página
(*1) Soccer in Argentine Economy. Numbers without passion. Ariel Coremberg, Juan Sanguinetti, Marisa Wierny (2016).
(*2) Elaboración propia en base a Soccer in Argentine Economy. Numbers without passion (2016) e Impacto socioeconómico del fútbol profesional en España.
(*3) Elaboración de Táctica en base a INDEC. Series por sector. VBP y VAP.
(*4) En base a estudios académicos como el antes citado. No hay información oficial al respecto.
(*5) Elaboración propia en base a estudios realizados en torno a La Liga, España: Impacto socioeconómico del fútbol profesional en España
(*6) Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial. Datos a 2024.
(*7) UNICEF, 2024.
(*8) Observatorio Social del Deporte (Ministerio de Turismo y Deportes / UNSAM, 2022).
(*9) Según el último Relevamiento Nacional de Clubes y Entidades Deportivas (RENACED).
(*10) Según datos de la última encuesta de Táctica.