*Francisco Chibán y Vittorio Hugo Petri
“El fútbol cambió, presidente!”. Las historias de los más grandes, de épicas, de hazañas sin precedentes, de lucha y resurgimiento, de sostén y amor por el club, en muchos casos se presentan para las nuevas generaciones como añejas y desancladas de la realidad en la que viven. La forma de concebir a los clubes (sobre todo de fútbol) mutó con el correr de los años; allí donde la geografía de los nacimientos determinaba en gran medida el club al que se asociaba el padre, la madre y los hijos, en muchos lugares ya no funciona. El club como lugar de esparcimiento y promotor de actividad física sigue existiendo, pero los clubes con un significativo peso del fútbol profesional se han visto fuertemente transformados en los últimos treinta años, con una marcada aceleración de este proceso en los quince años más recientes, cuando la inversión de capitales privados adquirió cada vez más protagonismo. “¡Es otro fútbol, presidente!”.
Fútbol globalizado y mercantilizado
Uno de los principales motivos por los que se produjo un incremento significativo de capitales privados en los clubes de fútbol en el último tiempo es el marcado crecimiento en el desarrollo económico de ese deporte con su consecuente acelerada espectacularización. Esto se ve reflejado en diferentes aspectos: la cantidad de partidos que se transmiten diariamente y el acceso casi ilimitado a ellos; el mercado global de entrenadores y jugadores de fútbol, donde la cantidad de transferencias crecen año a año, y, junto a ellas, los valores y el monto de los contratos; la cantidad de competiciones nacionales, internacionales e intercontinentales que crecen y se reinventan, muchas incluso con definiciones a partido único; la televisación de ligas y la distribución geográfica de figuras de renombre internacional que ya no residen sólo en Europa como meca del fútbol, sino que migran a nuevos mercados como Estados Unidos, Arabia Saudita, México o China.
Espectadores y protagonistas
El crecimiento exponencial de espectadores de fútbol a nivel mundial volvió al deporte un lugar atractivo para inversores privados, que vieron en la disciplina una oportunidad de inversión y ganancia. Este crecimiento fue reconfigurando, poco a poco, la forma en que las personas acceden a los partidos de fútbol en tanto espectáculo de masas.
En una primera instancia, vamos a definir tres grandes grupos que no son excluyentes entre sí, pero que sirven para diagramar el campo en el que se desarrolla actualmente el consumo del fútbol:
- Espectadores. Este grupo tiene como principal característica no estar ligado sentimentalmente a ninguno de los clubes que participan de la competencia (aunque prefiera algún ganador). Este tipo de espectador siempre existió, pero creció enormemente en el último tiempo, cuando el acceso ilimitado a partidos de fútbol le permitió ver prácticamente cualquier partido que se transmita en cualquier lugar del mundo.
- Hinchas espectadores. A diferencia del primero, este grupo sí posee una relación sentimental con su club, la que experimenta a la distancia, ya sea por imposibilidad de acceso o por lejanía geográfica. En su gran mayoría, su ligazón al club es sólo a través del fútbol profesional y, más allá de estar asociado o no, la relación con la institución se encuentra fuertemente atravesada por informaciones y consumos mediatizados cruzados, con poca participación activa en el devenir institucional.
- Hinchas protagonistas. Finalmente, encontramos al hincha que se vuelve un actor relevante al hacerse socio y mantener una relación cercana con la institución. Este último grupo es el que aporta económicamente al sostén del club y determina mediante elecciones quiénes ocupan los cargos dirigenciales. Dentro de este grupo, también encontramos a socios que tienen una relación más endeble con la rama del fútbol y que su participación y relación con la institución se desarrolla en otras ramas deportivas, por las que pagan su cuota social.
Las SAD y los hinchas
Dentro de este marco de espectacularización y crecimiento exponencial de hinchas que demandan mayor éxito deportivo, se encuentra en auge la idea de que los clubes tienen la necesidad de contar con mayores capitales para la obtención de mejores resultados. Es allí cuando aparecen las SAD como solución a todos los problemas económicos (y deportivos) de los clubes en Argentina.
En este sentido, es importante destacar que desde los diferentes espacios que fogonean esta idea, hay un marcado direccionamiento del mensaje hacia los dos primeros grupos de hinchas caracterizados más arriba (espectadores). No se busca interpelar directamente al socio (que se ha manifestado, en sucesivas oportunidades, en contra de las SAD en las diferentes canchas del fútbol argentino), sino al hincha espectador, ya que este, con características propias de un consumidor, probablemente sea quien posee una relación más endeble con el club en tanto institución, lo que lo haría más permeable a estos discursos. De esta manera, el objetivo final de quienes impulsan los discursos pro SAD sería que, una vez que esas ideas penetren en la gran masa de hinchas, el tercer grupo, el de hinchas protagonistas, se vea más interpelado y propenso a aceptarlas, en tanto minoría.
El falso binarismo
¿Por qué se presenta discursivamente esta polarización entre sociedades civiles y sociedades anónimas? ¿No existen otros modelos?
Es importante hacer ingresar en este marco de discusión otras variantes, mostrar otros modelos que se utilizan alrededor del mundo y abrir la discusión que gira en torno a este falso binarismo.
1. Modelo de propiedad y gestión privada (Sociedades Anónimas Deportivas)
Bajo este modelo, los clubes pasan a ser propiedad de inversores privados. Los clubes ceden sus colores, sus escudos, sus estadios y sus instalaciones para que alguien posea la administración económica plena durante un determinado período de tiempo. Rigen los principios de mercado y rentabilidad: prima la maximización de ingresos y la reducción de aquellos gastos que se consideren superfluos.
- Pros: posibles inversiones iniciales extraordinarias que permitirían el saneamiento del club o la adquisición de jugadores que le den un salto de calidad al plantel. Esto mejoraría la competitividad relativa y otorgaría más facilidades para tentar a jugadores talentosos.
- Contras: posible pérdida de valores tradicionales del deporte y mayor desigualdad competitiva como efecto de la exclusiva búsqueda de retornos económicos. Por otro lado, quienes poseen acciones en el club, en caso de dificultades económicas, pueden retirar su inversión, generando un impacto negativo en la estabilidad financiera y desencadenando una situación económica mucho más compleja y difícil de afrontar que en la que se encontraba el club antes del arribo de estos capitales.
2. Modelo de propiedad y gestión por parte de los socios (modelo actual en el fútbol argentino)
Bajo este modelo, son los propios hinchas quienes ocupan el rol de socios-accionistas en el club. Esto les otorga soberanía: el derecho a votar, elegir autoridades y tener participación en la toma de las decisiones más importantes mediante asambleas. Dentro de su organización, muchas veces suelen utilizarse filiales o peñas como intermediarios entre los socios y la dirección del club.
- Pros: el hincha-socio posee una voz activa en las decisiones que se toman desde la dirección del club, como así también la posibilidad de elegir autoridades cada 2, 3 o 4 años (según el estatuto de cada club) y el acceso a los balances económicos de la institución (transparencia financiera). Los socios forman parte del proyecto y tienen un alto grado de influencia en la evolución del club.
- Contras: el poder de los hinchas en el club puede presentar conflictos y división de intereses, generando fuertes oposiciones internas. Por otro lado, los aportes de los socios pueden ser limitados en comparación con los de los inversores privados, lo que puede provocar dificultades en la competitividad del equipo de fútbol, sobre todo en aquellos clubes con menor masa societaria.
3. Modelo alemán: la regla “antijeques” del 50+1
El modelo alemán surge en 1998 como resultado de los problemas financieros que tenían varias entidades de la Bundesliga, que hasta el momento eran sociedades civiles (de los socios). La 50+1 Regel consiste en que todos los equipos de la Bundesliga pueden permitir el ingreso de capitales privados, pero deben mantener la mayoría de los derechos de voto en manos del club y sus socios.
- Pros: permite el ingreso de capitales privados, pero evita que un solo inversor pueda tener todo el poder, garantizando de este modo la protección de los socios. El club profesional debe ser propietario de al menos el 50% más una acción de los derechos de voto de la sociedad. De esta manera, los socios mantienen la soberanía sobre la decisión de sus autoridades.
- Contras: hecha la ley, hecha la trampa. Una de las principales contras del modelo alemán gira en torno a las licencias que deciden darse respecto a la flexibilidad de la regla y la competencia desleal que esto genera. En Alemania, todos los años surgen nuevas controversias alrededor de las habilitaciones que la Federación Alemana otorga a diferentes clubes que tienen una estructura societaria diferente, como el Bayer Leverkusen, fundado por Bayer; o el Leipzig, fundado y auspiciado por Red Bull (todos sus socios con derecho a voto están relacionados con Red Bull). De la misma manera, aunque los socios posean una mayoría en los papeles, el 49% del club queda en manos de un privado que necesita de muy poco para hacer prevalecer sus decisiones.
4. Un caso particular: el modelo de propiedad y gestión ¡estatal!
Bajo este modelo, el club es propiedad del Estado y es dirigido por el gobierno o por entidades estatales. En algunos países, como China, se desarrollan políticas que giran en torno a la idea de los clubes como patrimonio nacional y, por este motivo, son controlados, en muchos de sus aspectos, por el Estado. El gobierno se encarga de financiar, operar y gestionar los clubes deportivos con el objetivo de alcanzar su máximo desarrollo.
- Pros: permite mantener una constante inversión de recursos por parte del Estado, orientados al desarrollo del deporte en su integralidad (no sólo al ámbito futbolístico). Está focalizado en la promoción y el desarrollo del deporte con el objetivo de alcanzar el alto rendimiento deportivo.
- Contras: la intervención gubernamental genera conflictos de intereses políticos y limita la autonomía de los clubes, que pierden poder de decisión. Por otro lado, la sostenibilidad financiera a largo plazo es puesta en jaque, ya que, al depender del gobierno, puede verse discontinuada y afectada directamente por los recursos disponibles. Es más susceptible a las crisis económicas.
Dentro de los modelos antes mencionados, se puede observar que, si bien el mayor peso está dado por el plano futbolístico, que es el motor económico de la gran mayoría de los clubes deportivos (y allí reside el interés de los capitales privados), también encontramos formas que van más allá del binarismo puesto actualmente en agenda.
Entonces, ¿cuáles son los argumentos que sostienen los discursos pro SAD en Argentina? Es importante aquí desandar un poco ese camino.
La falacia que sustenta las SAD: dinero y éxito como sinónimos
Existe en el imaginario social actual la creencia de que el éxito de una persona, una institución o una empresa está directamente relacionado con el dinero, el cual es colocado como elemento primero y esencial para alcanzar los objetivos y logros, en este caso, deportivos. Esta simplificación y reemplazo de los efectos por los fundamentos es una característica propia de la época, que alimenta los discursos que giran actualmente en torno a la construcción discursiva de las infinitas bondades que el dinero otorgaría a los clubes de fútbol.
En este sentido, es muy importante hacer un breve repaso y destacar que, a nivel mundial, los clubes que más capital invierten en jugadores y cuerpo técnico solo excepcionalmente coinciden con los clubes que obtienen mayores logros deportivos.
A modo de ejemplo, según Transfermarkt, en los últimos diez años (desde la temporada 2014-2015 hasta la temporada 2023-2024), los diez clubes de fútbol que más gastaron en fichajes a nivel mundial fueron los siguientes:
- 1° Chelsea
- 2° Manchester United
- 3° Manchester City
- 4° Paris Saint Germain
- 5° Juventus
- 6° FC Barcelona
- 7° Arsenal FC
- 8° Tottenham Hotspur
- 9° Atlético de Madrid
- 10° Liverpool
Sin embargo, si observamos las últimas doce Champions League disputadas, apenas cuatro fueron ganadas por alguno de esos diez equipos (Barcelona en 2015, Liverpool en 2019, Chelsea en 2021 y Manchester City en 2023). Dinero y éxito no son sinónimos.
Una comparación engañosa
Otra creencia muy común es que la llegada de capitales privados a los clubes argentinos tendrá como contrapartida efectos similares a los ejemplos más exitosos de Europa. Esta comparación absurda deja de lado, en primera instancia, un hecho elemental: la situación macroeconómica en la que se encuentran insertos los clubes europeos es totalmente distinta a la situación en la que se encuentran los clubes argentinos. Sostener, por ejemplo, que la inversión privada traerá aparejada automáticamente la llegada de jugadores de élite al fútbol argentino es, de mínima, arbitrario.
De la misma manera, se oculta otra situación sumamente disímil: en Europa, los clubes son casi exclusividad del fútbol; no tienen ni ejercen un rol social, como en Argentina, donde los clubes son, ante todo, sociales. Realizar un paralelismo entre estas dos condiciones es, al menos, irresponsable. En Argentina, alcanzar logros futbolísticos no garantiza elevar el nivel de desarrollo de todas las instancias y disciplinas deportivas de los clubes, como tampoco asegura la plena contención social. El éxito está en otro lado.
La omisión del fracaso
Dentro de las bondades que se mencionan en torno a las SAD, los ejemplos que circulan son siempre los mismos: el Manchester City, el PSG, el Chelsea, y no mucho más. Se elige omitir el hecho de que existen muchísimos más casos de fracasos que de éxitos de las SAD. Sólo por mencionar algunos: el Girondis Bourdeaux de Francia en el último año sufrió una pérdida neta de 40 millones de euros y se encuentra al borde de su descenso y quiebra; el Leeds de Inglaterra, el Racing de Santander y el Málaga de España mostraron un vertiginoso crecimiento con la llegada de capitales privados, pero a los pocos años sufrieron una estrepitosa caída producto de la ausencia de un desarrollo sostenido y el alejamiento de sus inversores o la venta de acciones; el Morelia de México, fundado en 1950, desapareció en 2020 administrado por el Grupo Salinas, que mudó el club de ciudad y le cambió el nombre por Mazatlán Fútbol Club.
Un caso paradigmático de la falacia
Si llevamos el análisis al plano de los grandes equipos de fútbol históricos, nos encontramos con el caso del Manchester United. Si bien se administra como una SAD y, en términos económicos, es considerado como uno de los clubes de fútbol con mejor éxito económico, hace once años que no gana una Premier League. A esto se le suma la nula competitividad mostrada en la Champions League, lo que llevó a que los hinchas pidieran en repetidas oportunidades, en los últimos cinco años, un cambio de dueños que no llega, ya que al día de hoy el United funciona como una empresa. Los socios no tienen más poder de decisión que la manifestación popular en las canchas, y los accionistas que administran el club mundial con mejores retornos económicos no piensan deshacerse de sus acciones.
A fin de cuentas, el fútbol nos vuelve a mostrar que gana uno solo y que las SAD, en su esencia, no son portadoras del éxito. Su llegada amerita un debate más complejo, que incluya diversas variables y análisis más profundos.
Los casos de éxitos y de fracasos abundan (sobre todo estos últimos), pero el contexto actual nos demanda otra cosa: terminar con el pelotazo de ejemplos exitosos sin sentido. El desafío es parar la pelota, analizar cada situación particular y tomar la mejor decisión posible para cada club, cada hincha y cada socio. Porque, como bien saben estos últimos, cada club es especial, diferente y único, y así se merece ser tratado.
La época exige pensar un tipo de gestión que se adecúe a los tiempos que corren, sin pasar con la topadora sobre más de cien años de historia.
Bonus track. ¿Qué pasa con los clubes de barrio y pueblo? Si tomamos los discursos que circulan en agenda, los ejemplos y los temas puestos en debate, hasta el momento no se vislumbra la incorporación de los clubes de barrio y pueblo dentro de la ecuación SAD. Entendemos que estos no son actualmente de interés para quienes buscan réditos económicos porque hacerlos rentables demandaría mayores inversiones a largo plazo.Nos parece relevante incorporar y remarcar la importancia de alejar a los clubes de barrio y pueblo de la posibilidad de incorporación al sistema de las SAD. El único incentivo que podrían tener los capitales privados para invertir en ellos sería el desarrollo de negocios inmobiliarios, y esto no haría más que deteriorar su situación, desvirtuando sus funciones esenciales de contención y espacio de desarrollo de niños, niñas y adolescentes a lo largo y ancho del país. |