El último sábado tuvo lugar la apertura de sesiones ordinarias para el año 2025. En un discurso con definiciones económicas repetidas, el presidente de la Nación no hizo mención alguna al lugar que ocupa el deporte en su plan de gobierno. La ausencia de políticas deportivas claras es una figurita que se repite desde su asunción.
Por eso, desde Táctica nos preguntamos ¿Cuál es la relación entre la riqueza de un país y su éxito deportivo? ¿Cómo se relaciona la inversión en deporte y los resultados en las competencias internacionales? ¿Qué rol activo tiene la Argentina?
La influencia de la riqueza de un país y su Producto Bruto Interno es un factor determinante. Así lo demuestran diferentes estudios realizados en diferentes partes del mundo por entidades como el Comité Olímpico Internacional, el Centro de Estudios Económicos ANIF y el International Journal of Sports Finance. Este último realiza, por ejemplo, cálculos de eficiencia en el medallero en cada cita olímpica para determinar una ratio entre medallas conseguidas y medallas potenciales según el PBI de cada país participante.
Pero, si bien el PBI tiene un importante peso en el éxito deportivo, no es el único factor. Según estos estudios, otros aspectos que resultan fundamentales a la hora de poner en relieve las variables determinantes, se encuentran:
- La inversión en deportes que realiza cada país.
- La infraestructura deportiva existente y su distribución geográfica.
- La cantidad de habitantes / el tamaño de la población; y
- La cultura deportiva.
Estos últimos dos elementos resultan claves, ya que son los únicos que no pueden obtenerse mediante una mera inversión económica y la buena noticia es que Argentina ya los posee, es por ello que resulta fundamental avanzar sobre los demás.
Elaboración propia en base a datos del FMI; Carta Olímpica oficial y Naciones Unidas.
El gráfico muestra esta relación planteada y cuán determinantes fueron las variables de PBI y cantidad de habitantes en el medallero de los Juegos Olímpicos de París 2024, destacándose el desempeño de muchos países europeos y una menor tasa de éxito en Sudamérica. Pero también deja en evidencia que la relación entre la población y el éxito deportivo tiene un alcance limitado y el potencial económico es, en gran medida, el responsable del éxito.
Además, es importante destacar que la realidad (y la historia) muestra que la diferencia en el medallero entre los países con PBI similar se da entre aquellos que más y menos invierten en infraestructura deportiva y los que más y menos promueven la práctica y la competencia de las diversas disciplinas desde el estado. Es decir, en la medida que los recursos disponibles sean dirigidos al ámbito deportivo.
A modo de ejemplo, si tomamos los países que integran la Unión Europea (que se ubican por encima de la línea promedio en el gráfico anterior), estos destinan, en promedio, el 0,8% del presupuesto total de gastos de sus países a la recreación y el deporte; mientras que, en nuestro país, lo destinado al fomento deportivo se encuentra muy por debajo de esos números: En 2023 era de apenas el 0,082% y para 2025 se proyecta reducirlo aún más: Al 0,054%.
Para darse una idea, para que Argentina invierta, en términos relativos, lo mismo en deporte que un país de la Unión Europea, debería multiplicar su presupuesto asignado a deportes para 2025 en 15 veces. En este sentido, y volviendo a llevar la discusión al plano olímpico, los países europeos muestran tasas de éxito altísimas en los medalleros, con una significativa cantidad de preseas por habitantes.
La cantidad de medallas por habitantes en París 2024 en algunos de los países de la Unión Europea, fue:
- Hungría: 1 medalla cada 504.454 habitantes.
- Países Bajos: 1 medalla cada 528.775 habitantes.
- Croacia: 1 medalla cada 550.805 habitantes.
- Dinamarca: 1 medalla cada 663.091 habitantes.
- Eslovenia: 1 medalla cada 707.983 habitantes.
- Lituania: 1 medalla cada 722.803 habitantes.
- Irlanda: 1 medalla cada 754.514 habitantes.
- Suecia: 1 medalla cada 958.932 habitantes.
El país de la UE con peor desempeño fue Eslovaquia con 1 medalla cada 5.422.620 habitantes, teniendo incluso un mejor desempeño en las ediciones de invierno (1 cada 2.711.310). Aun así, estos números se encuentran a una diferencia abismal respecto a la Argentina, que en París 2024 obtuvo apenas 1 medalla cada 15.689.174 habitantes: Necesitaría unas 52 medallas más para ubicarse en el promedio que maneja la UE.
Mas allá de estos datos alarmantes, el caso argentino tiene la particularidad de haber sido atravesado por el péndulo político que bien describe Sergio Palmas. Los vaivenes en torno al financiamiento, el incentivo y la promoción deportiva en Argentina nunca ha permitido el sostenimiento de un proyecto a largo plazo que permita sentar las bases necesarias para la aparición de mayor cantidad de deportistas de alto rendimiento que, a su vez, sirvan de inspiración para las nuevas generaciones. Por ello es necesaria una planificación a largo plazo que exceda a los gobiernos de turno y se comprometa a darle un lugar protagónico al deporte en su conjunto. No sólo para el desarrollo y aparición de deportistas, sino también para mejorar los índices de calidad de vida de todos sus habitantes, para promover el desarrollo económico del área, aumentar el capital social y fortalecer la cultura cívica y la confianza.
¿Qué pasó con el deporte en el primer año de Milei?
La primera aproximación que podemos hacer en torno a la política deportiva actual, es a través del presupuesto nacional y su aplicación.
Del análisis presupuestario realizado entre el crédito final del año 2023, el ejecutado al 27 de diciembre de 2024 y lo presupuestado para 2025, surgen 2 grandes aspectos a considerar:
- En primera instancia el marcado desfinanciamiento de políticas públicas llevado adelante entre 2023 y 2024, donde se destaca, por ejemplo, la desaparición de los créditos para transferencias a Clubes, Provincias y Municipios;
- Por otro lado, la bajísima ejecución presupuestaria de 2024, donde apenas alcanza el 68%, con la mayoría de las partidas fuertemente subejecutadas (a tal punto que si no se consideran los créditos del ENARD, la ejecución es aún menor: del 55%).
Estos datos son importantes para entender, por ejemplo, que en 2024 la mayoría de los clubes de barrio y pueblo de todo el país dejaron de recibir apoyo del Estado para poder mantener la infraestructura de sus espacios, siendo estos el principal medio que tienen los niños, niñas y adolescentes de todo el país para iniciarse y desarrollarse en la práctica deportiva.
En este sentido, los clubes de barrio tienen un rol fundamental en Argentina, representando un caso casi único en el mundo. En la última Encuesta Nacional sobre Actividad Física y Deporte, realizada en 2023, el 56% de las personas que respondieron que practican deporte y/o realizan actividad física están o estuvieron asociadas a un club deportivo. Este altísimo % es muy difícil de hallar en otros países, donde la práctica deportiva y la actividad física se realiza de forma más autónoma, con mayor presencia y participación del sector privado mediante gimnasios, centros de entrenamiento personalizados y/o infraestructura pública de avanzada que pueden ofrecer las ciudades más desarrolladas. A modo de ejemplo, en la última Encuesta de Hábitos Deportivos realizada en España, en 2022, apenas el 13,8% de las personas que realizan prácticas deportivas y/o actividad física manifiesta estar asociada a un club deportivo.
En este sentido, tratar al deporte en Argentina de la misma manera que en cualquier otro lugar del mundo es, de mínima, irresponsable. Las particularidades intrínsecas al desarrollo y el sentir nacional no pueden ni deben ser relegadas, sino explotadas. El capital simbólico y material que representan los clubes distribuidos a lo largo y ancho del país merece la planificación y puesta en marcha de un plan acorde a su función y su capacidad de acción, diferentes a las existentes en otras partes del mundo.
¿Cómo está estructurado el desfinanciamiento actual?
Lo primero que podemos observar al comparar el presupuesto presentado en el Congreso de la Nación para 2025 (el mejor acercamiento a la hoja de ruta del gobierno actual) vs el de 2023 (último aprobado por el Congreso), es un fuerte desfinanciamiento, que en términos reales alcanza una pérdida del 56%.
*En millones de pesos
Algunos de los programas centrales en deportes más desfinanciados son:
- Clubes Argentinos (ex Clubes en Obra): Se reduce en un 46% los créditos de la partida destinada a transferencias a entes sin fines de lucro para realizar gastos de capital, de 4.274 millones de pesos en 2023 a 2.300 para 2025 (una pérdida del 87% en términos reales).
- Polideportivos en Obra: Se mantienen exactamente los mismos créditos que en 2023. El programa consiste en transferencias de capital para que diferentes Municipios del país puedan poner en valor estos espacios recreativos y deportivos. Una asignación de 1.742 millones en 2023 se replica para 2025 (lo que implica una pérdida en términos reales del 77%).
- Juegos Nacionales Evita: Se sostiene la política pública pero con un desfinanciamiento a las provincias que alcanza el -65% en términos reales para 2025 vs 2023. Sumado a que en 2024, el desfinanciamiento implicó el recorte de 40 disciplinas.
- Programa Federal de Infraestructura Deportiva: Desaparece el programa que era fruto de un préstamo FONPLATA que permitía la realización de Centros Deportivos de Alto Rendimiento en todo el país.
Muy baja ejecución en 2024
Por otro lado, en 2024, la ejecución destinada a deportes a nivel nacional alcanzó apenas el 68% (mientras que la ejecución promedio de la Administración Nacional fue del 93%). Ejecución que estuvo sostenida principalmente por las partidas correspondientes al pago de salarios, servicios básicos y alquileres. Esto demuestra que no sólo hay un fuertísimo desfinanciamiento en el deporte, sino además una llamativa inacción y falta de desarrollo y puesta en práctica de políticas públicas en torno a los créditos disponibles que se traduce en una marcada subejecución de créditos.
La fuerte subejecución en partidas destinadas a programas de alcance nacional se estructura de la siguiente manera:
- Hay Equipo (0% del crédito ejecutado); Polideportivos en Obra (0% del crédito ejecutado); Transferencias a provincias para la realización de los JNE (52% de ejecución); Becas y apoyos a Federaciones (43% de ejecución); Programa Federal de Infraestructura Deportiva (0% de ejecución).
¿Cuál es la situación propuesta para 2025?
Si analizamos la participación de cada Programa en el presupuesto total destinado a deportes en 2024 vs 2025, vemos, además de una caída del presupuesto asignado en un 14%, una fuerte pérdida de participación del programa Deporte Comunitario y Competencias que pasa de representar el 45,8% del total en 2024 al 39,4% en 2025, explicado principalmente en que prácticamente se replica el presupuesto de un año a otro.
Los que ganan en participación y variación real son las actividades comunes que pasan del 2,7% al 5,8%, explicado en un incremento extraordinario en la partida de transferencias a otros entes del sector público nacional; y el ENARD que crece levemente producto de la pérdida sufrida por los demás programas.
La situación para 2025 ni siquiera se acerca a un más de lo mismo, sino que es, claramente, un fuerte debilitamiento de las políticas públicas orientadas al desarrollo deportivo. La agenda está ocupada casi exclusivamente por el debate público en torno a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino y una supuesta llegada de la Fórmula 1 al país recién estimada, de forma optimista, para 2026/27; aspiracionales que se encuentran lejos del día a día del ciudadano de a pie. El camino parece trazarse en torno a una autorregulación de mercado que, tarde o temprano, terminará relegando a quienes no tengan la capacidad económica para acceder tanto a la práctica como al disfrute. Un programa enfocado al 100% en la atracción de capitales externos y la prácticamente nula intervención del estado en el desarrollo, la gestión y la promoción deportiva.